Un final de película en la TV

El ciclo producido y protagonizado por Gastón Pauls se despidió de la pantalla con un gran capítulo hilvanado por títulos cinematográficos.

Fiel al estilo que desgranó desde el día que debutó -el 7 de octubre-, Todos contra Juan (martes a las 22.15, por América) se despidió anoche de la pantalla con un dominó de guiños y señales que hicieron del último capítulo un juego de espejos en el que la TV no siempre salió favorecida... al menos en la ficción. Ya que, en la realidad, con la comedia ideada, producida y por Gastón Pauls, la TV ganó y a caballito, curiosamente, de un entrañable perdedor.

En el episodio de ayer, Juan Perugia -el personaje con el que Pauls se animó a correrles el velo a ciertos mitos del medio- entraba en zona de definición, después de varias semanas en las que comprobaba cómo la fama que había cosechado hacía 15 años (como figura del programa juvenil La vida es un juego... un juego que bien podría haber sido Montaña rusa) era, finalmente, puro cuento. Y a medida que corrían los minutos, las diferentes historias del ciclo iban encontrando el moño pertinente, con más audacia y gracia que los habituales cierres de las producciones argentinas.

El hilo que cosió el final -y cada uno de los capítulos anteriores- lo tenía a Juan hablando en primera persona frente a una cámara, repasando que (mala) suerte había corrido desde que se había levantado aquel éxito del 93 en el que interpretaba a Paco, cuya frase de cabecera -ya convertida en muletilla de muchos seguidores de esta comedia- era ¡¿Y ahora me lo venís a decir?! Desde ese lugar de entrevistado, Perugia fue soltando finales de títulos cinematográficos que iban dando pie a las escenas del ciclo. "Yo soy partidario de los finales felices", reconoció quien en diferentes momentos fue citando películas como Forrest Gump, Star Wars, episodio IV o Propuesta indecente.

A cuento de cada una, se pudo ver cómo su amiga y eterna enamorada, Luz (gran trabajo de Mercedes Oviedo), vivía con más pena que gloria su días en Oslo (viajó para acompañar a su novio), mientras Juan la extrañaba en silencio. O cómo su mejor amigo, Tony (Sebastián De Caro), veía cómo caía para siempre la cortina de su local con artículos preciados de series memorables. O cómo sus padres le indicaban que ya era hora de que se fuera a vivir solo. Más que hora, edad: Juan ya tenía 35 añitos.

Pero antes de que el antihéroe de esta notable comedia realizada por Rosstoc -la productora de Pauls- y Farfan TV descubriera en su nueva casa (luego del cartel que indicaba "un tiempo después") al amor de su vida (Luz dejó a su novio y logró que Juan le dijera "te amo" luego de que lo dijera ella, obvio... no es de buen perdedor andar tomando la iniciativa), tuvo la chance de contar en TV la verdad (o parte de ella) sobre el sorpresivo levantamiento de La vida... y de su caída libre en el trampolín de la fama: entrevistado por Gerardo Rozín, recordó el escandaloso final de un festejo en el que, luego de unas copas de ponche, fueron encontrados en un baño el propio Perugia acostado encima del gerente general del canal, "acosado sexualmente" por un perro. Una imagen desopilante que los rumores le adjudicaron a Juan durante años. Finalmente supo, pero no quiso delatarlo, que había sido su ex compañero Esteban Prol quien había puesto droga en el trago y había soltado la correa del "perro querendón".

En un episodio en el que la mayoría de los "artistas invitados" tenía que ver con su vida, Pauls eligió rendir tributos convocando a sus padres, a su hermano Nicolás, a su mujer (Agustina Cherri). Fue un modo de cerrar con un sello personal un producto diferente.