Con efectivo sentido del humor, el unitario refleja las desventuras de un ex famoso que da la vida por cinco minutos de gloria. Una comedia inteligente sobre la fugacidad de la fama. Gran actuación de Gastón Pauls.
Poblada de guiños y de jugosas entrelíneas que, así y todo, no deja afuera ni a quien vea televisión por primera vez, la comedia que anoche estrenó América pone la lupa sobre la fugacidad de una fama que es puro cuento. Producida, dirigida y protagonizada por Gastón Pauls, Todos contra Juan (martes a las 22.30) parodia, con acidez y un puñado de acotaciones brillantes, el universo de un actor olvidado que daría lo que no tiene -su dignidad, inclusive- por recuperar, al menos, el vapor de esa fama que añora. Pinta con una amplia paleta de colores un modelo que, lejos de estar en extinción, se podría encontrar un día de estos en un zapping por la pantalla chica. Y no precisamente en un marco de ficción.
El programa que en un principio iba a salir por Telefé -llegó a tener promociones al aire-, pero ante la falta de fecha de estreno la productora (Rosstoc) lo cambió de canal, cuenta la historia de Juan Perugia (Pauls), un muchacho que 15 años antes fue una pieza clave de La vida es un juego, un ciclo juvenil, que, jugando con las palabras y las fechas (y uno de sus protagonistas), bien podrían haber sido Montaña rusa. Pero no. La vida es un juego asoma como el disparador narrativo que desnuda algunas ingenuidades, o miserias, tics, lugares comunes y cierta puesta en escena de aquellos que encuentran en la fama un supuesto oficio.
Perugia fue Paco en La vida es un juego. Y una especie de fan suyo cree que fue Lucho. Perugia, un remador de su propia autoestima, le explica que Lucho era "Pablo Rago en Clave de sol". Esa escena, en la que Juan acaba de renovar su documento -la identidad, como telón de fondo, juega su propio partido en paralelo-, sirve como botón de muestra para presentar el nudo del conflicto y desplegar una interesante complicidad con el espectador: personajes reales se cuelan en el relato para hacer de la ficción un trampolín hacia el curioso mundo de la actuación.
En una muy buena composición -cuerpo vencido, actitud optimista forzada, incrédulo crecido y tozudo simpático-, Pauls se anima a moverle el velo a ese terreno que bien conoce desde adentro, aunque supo correr otra suerte: de hecho, más allá de sus actuaciones o su impronta como conductor, en Todos contra Juan oficia de alma mater en más de un rubro. Queda claro, Pauls no es Perugia. Pero Perugia le sienta bien.
Y Perugia, por caso, muere por trabajar con Mariano Martínez. ¿Y por qué no? Si él trabajó con Julián Weich, Cecilia Dopazo y Julieta Díaz, según ellos mismos revelan en un documental sobre La vida es un juego, 15 años después... Así, con varios cameos (cuando un artista hace de sí mismo) y una ingeniosa historia, Todos contra Juan muestra, desde la tele, la tele como peligrosa obsesión, película en la que Perugia, como extra, dice haber conocido a Mariano Martínez.
Con el actor en la mira
Publicadas por
Me_iluminas
octubre 08, 2008
Etiquetas: Diarios y Revistas , Noticias , Temporada 1
0 comentarios:
Publicar un comentario